viernes, 26 de abril de 2013

Trueke Caracas invita: Merkado de Trueke, Sab. 4 de Mayo, Ateneo Popular de Los Chaguaramos


Trueke Caracas invita: Merkado de Trueke, Sab. 4 de Mayo, Ateneo Popular de Los Chaguaramos


Te invitamos cordialmente al Merkado de Trueke que se realizará el próximo sábado 4 de mayo, a partir de las 10 a.m., en el Ateneo Popular Los Chaguaramos (ver mapa adjunto), organizado por el colectivo Trueke Caracas. Igualmente estaremos haciendo una Cruz de Mayo, luego de concluido el Trueke a las 4 p.m.

Puedes participar trayendo todo tipo de productos que tú elabores o trabajes (productos agrícolas, plántulas, semillas, tortas, panes, conservas, bebidas, artesanías, manualidades, artículos de aseo, confecciones, entre otros) o que tengas en casa pero que estén en perfecto estado y puedan servir a alguien más (libros, CD, películas, ropa, etc). También puedes buscar una manera creativa de ofertar tus servicios ese día, igualmente estaremos registrando un directorio de ofertas de servicios, saberes y productos.

Desde las 10 a.m. estaremos llegando y acomodando los productos. Al mediodía es el almuerzo compartido (traer verdura picada y pelada y/o comida y bebida para compartir. OJO: Cada quien debe traer su plato, taza, cubiertos, pues no serviremos en desechables!!!). 


Después de almorzar se realizará el Trueke como tal, y cerraremos esta jornada de cultura, raíces, solidaridad y compartir con la Cruz de Mayo en el interior del Ateneo Popular.


Prepara desde ya lo que vas a intercambiar solidariamente!!! Confirma, difunde, multiplica, participa!!!

El Trueke y nuestras raices ancestrales culturales son una parte importante para HACER LA REVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN!!!

Invitan: Trueke Caracas, Ateneo Popular Los Chaguaramos y Colectivo Urimare

TWITTER: @truekeccs


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¿Por qué hacemos trueKe en Caracas?


Caracas, al igual que muchas urbes del planeta, es una ciudad profundamente movida por el consumismo. La renta del petróleo hace realidad la circulación de una gran cantidad de dinero con la que compramos más y más mercancías a diario, la gran mayoría importadas, y muchas de ellas mercancías que en realidad ni siquiera necesitamos, generando una creciente masa de desechos de difícil tratamiento. Muy rara vez, consumimos cosas que se produzcan en nuestra ciudad, siendo que en Caracas lo que predominan son los servicios y las actividades bancarias. Así que, en realidad vivimos de manera parasitaria, consumiendo lo que se produce en otros espacios.

A su vez, esta dinámica hace de Caracas un espacio donde prevalece la competencia, la individualización y la agresividad. La forma como funciona la ciudad condiciona nuestra relación con los demás y con la naturaleza. Y como supuestamente somos un espacio “desarrollado” y modernizado, nos alejamos de la tierra y de la naturaleza, y nos dedicamos a las labores técnicas, intelectuales o de servicios. ¿Qué pasaría si nos soltaran en la mitad de una selva? ¿Sobreviviríamos? ¿Qué sabemos hacer con nuestras propias manos?

Este modelo de ciudad es incompatible con la reproducción de la naturaleza y además nos hace peligrosamente dependientes. La actual crisis global financiera, económica, ecológica, alimentaria y energética, nos exige la búsqueda de alternativas concretas a los estilos de vida que hemos llevado hasta ahora, sobre todo en un país extremadamente dependiente de la renta petrolera, vulnerable a las presiones que constantemente ejerce el neoliberalismo y el capital financiero.

Periódicos, noticieros y páginas webs nos muestran prácticamente a diario las movilizaciones, protestas y resistencias de ciudadan@s y pueblos de Europa y los Estados Unidos, los “indignados”, en contra de la arremetida neoliberal de los grandes bancos, haciéndonos rememorar la crisis de la deuda en los 80s, que sufrimos no sólo los pueblos de Latinoamérica, sino de otros tantos países del sur global. El dinero, con la expansión del capital por todo el mundo, ha atado todas las relaciones sociales en torno a su lógica.

El dinero no es sólo un medio de intercambio. Ni siquiera es su principal función en el capitalismo. Su principal función es ser una mercancía, la principal mercancía mundial, que posibilita la globalización neoliberal. El sistema capitalista presiona constantemente a l@s ciudadan@s, pueblos y naciones del mundo para que nos endeudemos con la banca, y todas nuestras deudas están respaldadas con nuestro trabajo, con nuestros bienes y hasta con la naturaleza de nuestros países, que las grandes transnacionales quieren seguir extrayendo como han hecho hasta ahora.


Nos oponemos a la total mercantilización de la vida que nos impone el sistema capitalista. No queremos cambiar la “economía”, queremos cambiar el sistema. Y un cambio de sistema supone proponer, impulsar y practicar relaciones solidarias y armoniosas con las personas y con la naturaleza. Los sistemas de trueKe, han sido, y son en la actualidad, formas alternativas y solidarias de producir, consumir y relacionarnos entre nosotros y con la Madre Tierra, sin mediación de dinero. Eso significa que los sistemas de trueKe, no son sólo alternativas de vida, sino además representan formas de resistencia ante las crisis que produce los grandes poderes bancarios. Veamos en la actualidad cómo el pueblo de Grecia, ante el asalto generalizado del neoliberalismo y las instituciones financieras, se han defendido haciendo mercados y sistemas de trueKe, como en algún momento lo hizo el pueblo argentino ante el “corralito” bancario en el 2001.

Queremos mostrar y construir otras formas de relaciones económicas, en las que no prevalezca la lógica mercantil. Queremos que se abran nuevos espacios de intercambio solidario en una ciudad que compite aceleradamente por el consumismo. Queremos el incentivo de productos, bienes y servicios de producción local, que además sean compatibles con la reproducción de la naturaleza. Queremos promover que las personas puedan también producir sus propias cosas, que no sólo sean consumidores, sino “prosumidores”. Queremos ayudar a construir un pensamiento alternativo a lógica de la ganancia, uno que piense el valor desde la diversidad cultural, el respeto por la Madre Tierra.

Es un largo proceso en unas condiciones sumamente adversas. Pero estas son prácticas que crecen en todo el mundo, ante la dictadura del dinero. Otra Caracas es posible, y los sistemas de trueKe son una de las expresiones para ejercer, aquí y ahora, una alternativa solidaria para la vida en la ciudad.

lunes, 1 de abril de 2013

En imágenes: se realizó el 1er festival de Ideas Productivas de Caracas

Se realizó el 1er Festival de Ideas Productivas de Caracas, en los espacios del Ateneo Popular de Los Chaguaramos. Con una muy estimulante asistencia, los participantes tuvieron la oportunidad de intercambiar saberes y experiencias, como la transformación de material de desecho en productos artísticos, realización de granola, serigrafía, agroecología, discusiones sobre cosmovisión de pueblos indígenas, entre otras.

Los dejamos con algunas imágenes de esta actividad, esperando encontrarlos en las próximas convocatorias






























El trueque, una práctica de Buen Vivir


El trueque, una práctica de Buen Vivir


Susan Abad           
Comunidades aliadas

"Yo me recuerdo cuando estaban mis papás, que subían gente de lo caliente [zonas cálidas], que le llamábamos calentanos, y traían la panela, el plátano, cambiábamos con papa, con repollo, con queso, en la vereda de Ecuaré”, rememora para Noticias Aliadas Lucina Caldón, quien junto a su marido y dos de sus siete hijos vive en el resguardo indígena Puracé y que a sus 66 años es una de las más entusiastas participantes del trueque que cada dos meses organiza la Asociación de Cabildos Genaro Sánchez Zona Centro del departamento suroccidental del Cauca.

La práctica —calificada por la abogada investigadora arhuaca Belkis Izquierdo como “una estrategia económica propia y acción fundamentada en el ejercicio colectivo que se convierte en un mecanismo de autosostenibilidad y soberanía alimentaria”— fue reactivada por iniciativa de las comunidades en esa zona sur de Colombia en el 2003, y fue fortalecida en el 2009 gracias a la orientación de la Asociación de Cabildos Genaro Sánchez Zona Centro y la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dentro de su proyecto “Integración de ecosistemas y adaptación al cambio Climático en el Macizo Colombiano”, desarrollado entre el 2008 y el 2010.

“Nuestra estructura está conformada por alrededor de 22,000 habitantes de 10 cabildos indígenas distribuidos en los municipios de Popayán, Puracé y El Tambo. Tenemos los resguardos de Puracé, Kokonuco y Paletará, Quintana, Poblazón, Julumito, Chapas, Alto del Rey y Guarapamba”, explica a Noticias Aliadas Ricardo Manzano del pueblo Kokonuco y coordinador del trueque en su población, a unos 30 km al sureste de Popayán, la capital departamental.

Y si bien al empezar, como cuenta Manzano, sólo 150 personas intercambiaban productos, hoy son entre 600 y 1,500 indígenas que se reúnen cada dos meses para esta actividad.

Mejor organización

El crecimiento de la participación ha originado una mejor organización que se inicia con una proyección sobre el número aproximado de personas que asistirán al evento, y el número de productos que se deben llevar “para que haya equilibrio y que la comida se pueda redistribuir y a nadie le falte o le sobre producto”, explica Caldón, también del pueblo Kokonuco.

“Por fortuna tenemos distintos pisos térmicos, desde los 3,800 m hasta los 1,000 m sobre el nivel del mar. Esto nos permite tener una gran variedad de productos”, precisa Manzano.

Es así que los participantes de las zonas cálidas acuden con panela, plátano verde y maduro, yuca, naranja, chontaduro y piña, productos muy cotizados por los habitantes de climas fríos, que los cambian por papa, cebolla, leche, quesos y fresas.

El proceso, además de recuperar una costumbre ancestral, también permite a los indígenas tener un mejor nivel de vida, mantener sus estructuras tradicionales, avanzar en los modelos de economía propia, así como consumir alimentos que en muchos de los casos —y cada vez con más frecuencia— son cultivados de manera orgánica, que fortalece el proceso de alimentación, y por ende redundan en una mejor salud.

Con la producción agroecológica y orgánica, las comunidades avanzan en las prácticas de cultivo amable con el medio ambiente, “respetando la Madre Tierra como un concepto de todos los indígenas, que es la que nos provee los alimentos”, afirma Manzano.

“Estamos protegiendo los nacimientos de agua. Ya la agüita sale —no bien bastante—pero al menos no se han secado como en otros lugares”, acota Caldón.

Además de ser un proceso político-administrativo, el trueque también significa para estas comunidades un incremento en la producción. La implementación de un calendario de cosechas les permite a los participantes tener datos concretos sobre los productos que cultivan cada resguardo y cuáles son las épocas o meses de mayor producción. Esto facilita la elaboración de un cronograma de siembras y fijar las fechas para realizar los trueques.

Esta mejor organización e incremento de la producción determina un importante aporte a la seguridad y soberanía alimentaria de estas comunidades. Manzano explica que aparte de “la calidad, variedad de productos, además que son sanos y frescos”, es importante el aporte de las mujeres en el intercambio de formas de cocinar los productos y la participación de los niños en los eventos, lo cual fortalece, desde la familia, la recuperación de la alimentación, costumbres, tradiciones culturales y conocimientos propios.

Cuidado de las semillas

El trueque también ha generado —dentro de su dinámica— el rescate de las semillas propias y su adaptación a diversos climas. “Antes había buena papa, buen olluco y eso hubo un tiempo que se acabó, pero ya estamos produciendo semillas sin veneno, semilla orgánica y eso también lo llevo y cambio”, dice a Noticias Aliadas Mercedes Yace del resguardo Kokonuco. Ella, en su papel de custodia de semillas y pies de cría —como llaman a los animales para la reproducción— utiliza métodos de conservación, propagación y distribución de las semillas de las que no sólo brotará alimento, sino “plantas con las que se puede aplicar todo el conocimiento de nuestra medicina tradicional”, asegura.

El intercambio de semillas permite la consecución de alimentos de zonas diferentes y la reforestación con especies nativas, convirtiéndose en otra experiencia positiva para el medio ambiente y una forma de enfrentar los cambios climáticos.

El pasado 28 de febrero se realizó el trueque número 46 desde que reiniciaron esta práctica en el 2003. Para Manzano el proceso se ha sostenido en estos años “porque ha dado unos resultados a nivel político, social, autonomía alimentaria y salud y un fortalecimiento al modelo de economía propia y respuesta a los modelos alimentarios de globalización”.

Añade que se proyecta al futuro con propuestas como “cultivos en invernadero escalonados, hacer barreras con árboles y aislar los ojos de agua”. Asimismo, espera que esta práctica se lleve a otras comunidades, campesinos, afrodescendientes e inclusive a sectores urbanos deprimidos.

“El trueque nos arraiga, nos une, nos organiza, nos fortalece. Nos impulsa a producir, a recuperar las huertas tradicionales a luchar por lo que nos pertenece. En los trueques se fortalecen los lazos de amistad entre resguardos, se comparten conocimientos, formas de trabajo, organización y lo más importante rescata nuestra propia cosmovisión y todo nuestro legado ancestral”, afirma.

 —Noticias Aliadas.